El euro digital es un proyecto del Banco Central Europeo (BCE) para emitir una criptomoneda, una moneda digital de banco central (CBDC, por sus siglas en inglés), que complementaría el efectivo y los depósitos bancarios.
El objetivo de esta criptomoneda es ofrecer a ciudadanos y empresas en la zona euro una forma de pago segura, eficiente e innovadora, adaptándose a las necesidades de la era digital. El BCE prevé tomar una decisión sobre el lanzamiento del euro digital a mediados de 2025, y actualmente se encuentra en fase de pruebas y un análisis exhaustivo de los beneficios y riesgos.
El euro digital podría tener importantes consecuencias para el sistema monetario internacional y para las relaciones económicas entre la Unión Europea y sus socios comerciales, entre ellos América Latina.
Según el informe del BCE, esta criptomoneda podría facilitar las transacciones transfronterizas, reducir los costes y los tiempos de las transferencias, aumentar la competencia y la innovación en el mercado de pagos, y reforzar la autonomía e influencia de la Unión Europea en el ámbito financiero global. Sin embargo, también podría plantear desafíos para la estabilidad financiera, la soberanía monetaria, la privacidad de los datos y la prevención del lavado de dinero y la financiación del terrorismo.
Para las empresas exportadoras de América Latina, el euro digital podría representar una oportunidad o una amenaza, dependiendo de cómo se diseñe e implemente, y de cómo reaccionen los países de la región.
Por un lado, esta criptomoneda podría mejorar el acceso y la eficiencia de los pagos entre América Latina y la Unión Europea, que es el tercer socio comercial de la región, con un volumen de intercambio de 314.000 millones de euros en 2022. Esto podría beneficiar a sectores como el agroalimentario, el minero, el manufacturero o el turístico, que son los principales exportadores de América Latina a la Unión Europea. Además, el euro digital podría servir de referencia e inspiración para el desarrollo de las propias CBDCs de los países latinoamericanos, que ya están explorando esta posibilidad con distintos grados de avance, como Brazil con el DREX.
Por otro lado, la criptomoneda europea podría aumentar la competencia y la presión sobre las monedas locales, especialmente si se convierte en una alternativa atractiva para los agentes económicos que buscan protegerse de la inflación, la devaluación o la inestabilidad política. Asimismo, el euro digital podría generar tensiones geopolíticas con otros actores que también aspiran a liderar la revolución de las monedas digitales, como Estados Unidos o China.
En definitiva, la criptomoneda europea es un proyecto ambicioso y complejo, que podría tener un gran impacto en el futuro del dinero y del comercio internacional. Las empresas exportadoras de América Latina deberían estar atentas a su evolución y prepararse para los desafíos y oportunidades que podría suponer.
Entre los países de América Latina que podrían verse más afectados por el euro digital, se encuentran aquellos que tienen una mayor dependencia comercial con la Unión Europea, una menor estabilidad macroeconómica y una mayor penetración de las tecnologías digitales. Según los datos del Banco Mundial, los países que cumplen estos criterios son, entre otros, Chile, Perú, Colombia, Uruguay y Costa Rica. Estos países podrían beneficiarse de una mayor facilidad y eficiencia en sus exportaciones a la Unión Europea, pero también podrían sufrir una mayor competencia y una mayor fuga de capitales hacia el euro digital. Por ello, estos países deberían estar preparados para adaptarse al nuevo escenario monetario y financiero que podría suponer esta criptomoneda, y aprovechar las oportunidades que ofrece para impulsar su desarrollo económico y social.
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